“Estamos mirando la misma luna del mismo mundo. Estamos ligados a
la realidad por una sola línea. Seguro. Sólo tengo que ir tirando de ella
en silencio.”
Leí primero 1Q84, y
ahora terminé Sputnik mi amor, historias similares en cuanto al plano
existencial, ese mundo alterno del que pocas personas se dan cuenta. Ese mundo
en el que se accede cuando las circunstancias se dan, algunos la buscan sin
encontrarlas, a otros simplemente se les abre las puertas.
Soledad, soledad que
congela corazones, que nos aísla del mundo de los demás; soledad que
enferma a quien no la conoce, a quien no la hace su amiga.
Desde hace meses
mantengo una sana relación con Haruki Murakami, sé que a algunas personas
quizá las tenga algo fastidiadas porque solo hablo de su obra últimamente. Pero
no lo puedo evitar.
Es un autor al que
descubrí tardíamente (quizá) y es mío, mío; no lo soltaré hasta chupar cada
gota de sus letras.
Su prosa, sus
personajes, su estilo me conmueve, me llena, me hace sentir satisfecha. Pero
siempre querré más.
No pude evitar
confundirme un poco, pues en algunos momentos pensé que Aomame se me
aparecería en lugar de Sumire. O que "K" en realidad era Tengo. Nube
cerebral de lectora apasionada.
La trama como casi
todo lo que he leído de Murakami, gira en torno a la soledad, a esa soledad que
nos hace ahondar en nuestros sentimientos más profundos, nuestros deseos y
sueños; nuestras dudas, nuestros miedos
La frase con la que
mi corazón latió desbocado:
"¿Por qué
tenemos que quedarnos todos tan solos? Pensé. ¿Qué necesidad hay? Hay
tantísimas personas en este mundo que esperan, todas y cada una de ellas, algo
de los demás, y que, no obstante, se aíslan tanto las unas de las otras. ¿Para
qué? ¿Se nutre acaso el planeta de la soledad de los seres humanos para seguir
rotando?"
Si bien los textos de
Murakami son hasta cierto punto oscuros en cuanto a las relaciones humanas,
siempre deja una puerta de esperanza abierta, siempre nos deja la opción de
pensar que nuestros personajes serán afortunados, que lucharan por conquistar
la cima, que no se rendirán ¿filosofía oriental? no lo sé. Pero es inspirador.
Haruki Murakami "Sputnik mi amor". Ed.Tusquets.