lunes, 10 de noviembre de 2014

En el Tren de las ocho. Atane Sanz

Cuando de leer algo ligero, sensible y ameno, no hay mejor que la romántica; a mi me gusta esa literatura, la disfruto mucho, máxime cuando esta salpicada de humor, con guiños a la vida real, que uno dice "creo que conozco a alguien que pasó por esas"

Atane Sanz, ha evolucionado, lo primero que leí de ella muy bueno, agradable, pero al subirse al tren, lo hizo por el anden correcto. Una novela tierna, que no por eso deja de ser erótica, pero bastante nivelado. Me encanta esa evolución, esa frescura de letras, sencillas y conmovedoras.

Situaciones que nos pone del lado del que sufre, Carlos, bombero que sufre lesiones en su cuerpo y de ser galana se convierte alguien con mayor importancia que un rompe corazones: un ser humano.

Por otro lado, la contra parte femenina Raquel, que si bien tiene un cuerpazo de concurso, por dentro es una mujer que sufre, que  tiene sus rencores no con la vida, sino con aquellos que no luchan, que se dejan caer.

Me agrada la sensación que plasma Atane en cuanto a la pertenencia de los protagonistas, amor a primera vista o mejor dicho de ventana a anden, corazones solitarios con heridas que solo se pueden sanar en compañía uno del otro, claro, con ayuda de los amigos.

Me encanta esa Marga  madura, atractiva que también se le concede el amor con quién le roba el aliento de hace años. Una quisiera ser ella y tener una vida madura así de plena.

Sin embargo, el personaje que siento se queda corto y que bien pudo ser aprovechado es de Laura, si bien pudiera ser como una Alex Forest, como que queda desencajada de las escenas finales, como que me queda a deber su  papel, un poco floja al final de su participación en esta historia.

Una novela para reflexionar sobre la soledad, la amistad, los lazos familiares y sobre los que nos pueden engañar con su piel de cordero siendo que son todos unos lobos.


Atane Sanz. En el tren de las ocho. Próximamente en Amazon.