viernes, 7 de septiembre de 2018

reto 12 meses, 12 libros AGOSTO 2018

El reto es un libro que cumpla 100 años, otro reto es que esté mencionado en otro libro.

Elegí "Frankenstein o el moderno Prometeo", de Mary Shelley. El libro este año no cumple 100 años, sino 200 (fue publicado en marzo de 1818); pero soy rebelde y lo elegí porque no sólo es  mencionado en libros sino ha tenido diversas  adaptaciones al cine y la TV (Sean Bean protagoniza The Frankestein Chronicles (2015), huelga decir que es mi actor favorito); y es un personaje que me gusta, la síntesis del terror.

Desde pequeña me ha causado intriga, curiosidad y miedo el monstruo creado por Víctor Frankenstein; sí, ese personaje  con sus tornillitos en el cuello y de cabeza plana, con las costuras en su rostro y manos, muestra del rompecabezas creado en un arrebato de locura científica ¡pero oh sorpresa! Shelley nunca lo describe así, solo como una figura monstruosa de piel amarillenta y ojos acuosos. 

Tampoco Víctor Frankenstein  era un científico loco, no de esos de películas blockbuster que tiene su risa malévola (mujajajaja). No. Su locura estribaba en la soberbia de creación de la vida, de alterar el milagro de ésta y de sentirse omnipotente al  desafiar la ley natural o divina para algunos de la creación. No hay lluvia ni castillo, sólo un laboratorio prohibido e instrumentos de física, química y electricidad.

Y es ahí, donde la autora en tan  romántico lenguaje nos introduce en una historia llena de terror, de angustias, de amor familiar, de comprensión, de  pertenencia a un sitio, llámese patria u hogar. Al no otorgar una descripción de su monstruo, nuestra imaginación vuela, la mía, al leer la obra no se imaginó el clásico cabeza plana, sino más bien al Robert de Niro que a mediados de los noventas me alteró el sueño. ficha IMBD Lo que sí es que es un remiendo de diferentes cuerpos diseccionados y más alto que un hombre común (2,44 metros).

Incluso creo que esa propuesta fílmica de Kenneth Brannagh es la que mas se ha apegado al texto de Shelley. ¡Claro que en la película sí crean a la novia (bueno no precisamente para el monstruo)! Aquí es donde mi mente se rebeló contra la autora, pues si el monstruo deseaba una pareja y el creador se imagina que puedan procrear hijos.... bueno pues no hace a una mujer fértil, ¡Digo yo! Frankenstein conocía perfectamente la anatomía humana, bien pudiera hacer a una mujer sin matriz y que vivieran felices comiendo perdices. Pero entonces, se pierde la esencia del texto angustiante, del texto que nos permite sentir incluso simpatía por la pobre criatura abandonada, sola y desesperada

Cuestión moral y ética, de crear un vida de  miembros muertos, que ese monstruo aprende a hablar, a leer y razonar. como lo hacen los niños recién nacidos. Y cuando está listo y comienza a filosofar y a discernir sobre su miserable vida, conoce el sentimiento de odio y se dedica a perseguir a su  creador, causándole muchas penas y angustias, dolor y muerte.

Un tema que durante 200 años ha dado tela para cortar y que seguirá haciéndolo por muchísimo tiempo más, pues Mary Shelley creó un monstruo atemporal, adaptable a todas las modernidades e imaginación de lectores y realizadores.


Nota: el texto que yo leí, tanto el  prologo y marco  histórico son de gran ayuda.