“Para los hombres sin mujeres, el mundo es una mezcolanza
vasta e intensa, es la otra cara de la Luna en su totalidad”
Ni cómo defenderme. He caído en las redes de la prosa más hermosa
que he leído. Cundo dije que sería un año de leer literatura oriental, mentí, pues
solo me he enfocado en leer a Murakami. No
es que me justifique por pereza; no, sino que Murakami me ha enamorado y no me
suelta.
Esos relatos sobre la soledad, me encantan, me hacen suya
por completo. Esa prosa de amor correspondido o no, me hacen perder noción de
tiempo espacio. Y ahora con los relatos cortos sobre los hombres… ¿qué puedo
decir? Solo que la visión masculina del amor, el sexo, la amistad y la soledad
han hecho que vea a los hombres desde otro punto de vista. No que les
justifique los errores o que me ponga de su parte, pero … los comprendo un poco
más.
“Hombres sin mujeres” son siete relatos sobre esa visión masculina
descrita antes. De esos siete relatos me apasioné con tres: “Un órgano independiente”,
“Samsa enamorado” y “Hombres sin mujeres”.
No puede uno dejar de sufrir con el doctor Tokai y criticar
y a la vez alabar su razón de no ver la vida con alegría… por la razón de una mujer
a la que amaba. Creo que es el personaje que he abrazado con cariño. ¡Qué
sorpresa leer de Gregor Samsa después de sus andanzas con su Metamorfosis!, encuentra
una razón por la que vivir, por la que aprender a ser humano… de nuevo.
Frases, conceptos, ideas, filosofía de la vida que no hacen
asentir más de una vez y aplicar a la
vida propia. El sentimiento de pérdida de cariño, de razón para vivir están siempre en la obra de
Murakami, pero estos relatos cortos se hace más patente, más profunda, mas
intimo.
Haruki Murakami. Hombres sin mujeres. Ed. Tusquets, 2015